Freitag, 30. Oktober 2009

Multiplicidad de opciones + optimización

Esta entrada va dedicada a todos esos amigos “filósofos” que tengo. En las conversaciones mantenidas con ellos a lo largo de los años salían temas que nos preocupaban en aquel momento, y de las respuestas que nos dábamos han salido, en muchos casos, importantes pilares en los que hoy baso mi vida. El título del blog de hoy podría ser en realidad “Descubre el filósofo que hay en ti”. :-)

Decía hace unos cuantos años mi buen amigo Yarci, con quien compartí algunas noches de acampada en algún bosque canario, que el problema de la juventud de hoy es la “multiplicidad de opciones”. Antes, la gente crecía en un pueblo, se casaba con quien estuviera disponible, tuviera una edad adecuada y una situación socioeconómica aceptable, trabajaba en el oficio de la familia, tenía hijos, se hacía o compraba una casa, vivía y moría algún día.

Hoy, la cantidad de input que recibimos diariamente es tan brutal, que es difícil no perderse. Hagamos un repaso: ahora decidimos a qué colegio ir, para elegir estudios te compras esos 3 tomos gordos con las descripciones actualizadas de cada carrera. Sales del pueblo, vas a la universidad a otra ciudad, vas al gimnasio, e intentas escoger entre “Body pump”, “Taebo”, “Power workout”, “Stretching” (¿¿Quién me puede explicar la diferencia??), conoces mucha gente nueva, el Erasmus en el extranjero (dejas a la novia que tenías de antes porque, claro, con tooooda la gente que vas a conocer, ¿quién sabe?), vuelves y como quedarse quieto es aburrido y no es “bueno pal curriculum”, pues te vas de Séneca o de Leonardo a otro sitio (más gente, más contactos, más idiomas). Luego empieza la búsqueda laboral, y “se fue a EEUU, porque para investigar en ciencias hay que salir alguna vez de Europa”. Por poner un ejemplo.

Yarci tenía en 1999 razón: es la era de la multiplicidad de opciones.
Así estábamos los dos de indecisos, ¡porque en realidad lo queríamos todo! ;-)

Hace menos años me reencontré con Julio, otro antiguo amigo, “filósofo” y buscador de aventuras. Y me comentó que él tenía una fórmula. En realidad, en la vida se trataba de “Optimizar”. “Sí, sí, como el Windows 94, que después fue 98, después 2000 y ahora Vista”. “Son el mismo programa con algunas modificaciones que lo hacen más rápido, más eficiente, mejor”. (“¿Por qué le ha dado ahora por hablar de ordenadores?”).

Es decir, que cuando tienes una habitación en un piso compartido, cada año pones una foto nueva, quitas algo que no usas, pintas algo nuevo, la “optimizas” de alguna manera. Como con el curro: vas buscando hasta que encuentras un sitio donde te guste más lo que haces, que te quede más cerca de casa, donde te paguen un poco mejor, así, hasta ir llegando a la versión más depurada.

Dos teorías interesantes que se podrían resumir en: primero, a los 20, experimentar a tope dada la multiplicidad de opciones; después elegir cuáles de esas experiencias las queremos repetir, y por último, a partir de los 30 optimizarlas y mejorar poco a poco el producto final.

Montag, 26. Oktober 2009

Sorpresas de la vida

Escribo hoy, porque las ideas bullen en mi cabeza. Sufro un choque alucinógeno con la realidad. Creo que parte de este juego de hacerse “mayor” consiste en darse de cuenta de cuáles de todas aquellas ideas que uno tenía acerca de su futuro se harán realidad algún día, y cuáles son sólo una idea alocada que nunca podremos alcanzar.

Sí, de discernir entre lo posible y lo absurdo, entre lo alcanzable con esfuerzo o lo que está completamente fuera de nuestras posibilidades. Una vez, a poco de acabar la carrera, se me ocurrió escribir en un papel aquellas cosas que quería hacer antes de morir. Ya ven, veía acabar la carrera como pasar a mejor vida (já! ;-) ). Entre ellas (no se rían, todos tenemos estas u otras atolondradas o geniales ideas), estaban hacer un viaje en globo, correr una maratón -a lo que añadí “o media”, por si acaso me echaba atrás- ir a Asia, América y visitar Australia, dar clase en la universidad, vivir en un sitio que no fuera Canarias y escribir un libro. En realidad, mirándolo bien, planes guays.

Además, quería vivir en un sitio costero, en una casa con vistas al mar, tener una familia y montármelo un poco a lo hippy: vivir sin trabajar mucho, hacer dulces caseros y hacer deportes acuáticos con la piel perennemente tostada por el sol.

Hasta ahora seguro que muchos se dirán: “no está mal, yo también me lo podría imaginar”.

Miremos ahora, 10 años más tarde, qué ha pasado con todo aquello.

En principio, se me estropeó la brújula, pues acabé en el corazón de Europa y no en Brasil o en Nueva Zelanda. Del mar sólo siento una brisa fría que corre paralela al Rhin, por donde voy todos los días en bici. La piel tostada, es lo que veo en los anuncios, porque ni el invierno alemán, ni mis múltiples lunares son los idóneos para ello. Las cualidades pasteleras, las dejo para otra vida en la que la que haya firmado un pacto de paz con el gluten y la lactosa, y vida hippy, hippy, lo que se dice hippy...

Ahora bien: he trabajado en varias unis, he viajado bastante, corro carreras de máximo 16 kms y ahora escribo un blog y empiezo mi primera novela. En realidad, algo he hecho.

Pero hoy... hoy he tenido ese encuentro alucinógeno con la realidad del que hablaba, y he llegado a casa con la entrada del blog en la cabeza.

Mirémoslo así: vivo en el país de los cuadriculados que NO bailan, ni samba ni salsa, viviré los próximos 30 años de mi vida con una hipoteca como compañera fantasma, mi pareja es un físico-informático funcionario, el otoño se vuelve gris en Europa y en febrero empezaré en un instituto católico donde tendré que rezar en alemán al menos una vez a la semana...

¿Lo ven? Alucinantemente alucinógeno.

Decía un escritor de estos de autoayuda: “Cuando no se sabe a dónde se quiere llegar, se acaba llegando a un sitio totalmente diferente”.

Samstag, 24. Oktober 2009

JEPS: Jóvenes Exageradamente Preparados

Desde hace un tiempo un grupo de amigas mantenemos contacto casi semanal por email. Todas entre 27 y 32, con carrera y buenas notas, máster, experiencias laborales y en la eterna búsqueda de curro. Aún en casa con los padres, a pesar de haber tenido algunas escapadas en pisos compartidos que acabaron en la vuelta a casa, sobre todo por falta de trabajo.
Si en esa semana hay entrevistas, nos deseamos suerte. Las condiciones que nos ofrecen, más o menos parecidas: contratos de 6 meses a 1 año, entorno a los 1.000 € / mes, 40 h semanales, vacaciones no pagadas, finiquito y basta y a seguir buscando, pues nunca se sabe y 6 meses dan para poco.

O coger el toro por los cuernos y decidirse, de una vez por todas, por eso que se oye por todas partes “saca unas oposiciones, que así tienes algo seguro”. Algunas se revuelven en la silla sólo de pensarlo. Si estudias Psicología, porque soñabas con ser cooperante; si hiciste Medioambiente, porque te gustaría trabajar en un parque natural; si eres traductor, porque querías trabajar en la Unión Europea. El caso es que caminos hacia el funcionariado siempre se encuentran, pero... ¿No es una lástima? ¿Profes en el instituto que no lo quieren ser, licenciados que acaban en la administración pública porque no saben dónde colocarse?

Me decía un amigo alemán a la vuelta del Erasmus en España: “Es increíble. Cuando preguntas allá a la gente que qué hace, te dicen que están en paro o que preparan las oposiciones, o las dos cosas a la vez”.

Cuando pienso en mis compañeros de carrera, los plazos de entrega de los trabajos, los exámenes, las estancias en el extranjero, los idiomas... ¿Todo eso no sirvió para nada?

Como aquel famoso anuncio de Clio: JASP. Jóvenes, con ganas de trabajar y de aprender, llenos de energía y frescos después de la carrera, pero siempre buscando.

No sé qué generación somos, sólo sé que “vamos haciendo”. Cada mañana un CV, mirar los domingos en las páginas naranjas del periódico, revisar las suscripciones de búsqueda de curro en Internet y hacer cositas poco a poco, algún viajito, alguna cenita con los amigos.

Somos jóvenes y estamos exageradamente preparados.

Samstag, 17. Oktober 2009

La relatividad del tiempo y otros dichos

El otro día, después del té de varias horas con mi amiga Anna, llegué a la conclusión de que el tiempo es relativo, o de que al final había conseguido comprender la teoría esa de Einstein.

Me acuerdo del primer día que oí eso de que “se te está pasando el arroz”. Sé que ese es el mayor miedo de toda buena anfitriona, que además da pie a toda la publicidad de La cigala, Arroz brillante y demás marcas arroceras, pero me pareció triste la imagen que me vino a la mente: una chica que se va arrugando poco a poco, que se queda sosa y pastosa y ante la que todos los comensales dirán “sí, se te pasó un poco”, “la verdad es que está demasiado hecho”, “no pasa nada, se puede comer aún”. Pobre mujer, la de la cocina, y la que “está pasada”.

Además del arroz, que a todos nos gustaría servirlo a punto en la mesa, está el asunto del reloj. Parece ser que en algún momento uno / una empieza a oír el tic-tac de un reloj biológico. ¿¿Me podría decir alguien en dónde está ese reloj?? ¿Alguien lo oye? Si fuera un despertador sería más práctico, en realidad lo oiríamos todos mejor y no tendría que venir nadie a recordarnos que lo vamos a “empezar a oír pronto, porque todas las mujeres lo oyen”.

Claro que después siguen con los refranes (por cierto, ¿¿quién los inventó?? ¿no tienen fecha de caducidad? Porque hay algunos que huelen ya un poco a rancio...) y te dicen, “no te preocupes, mujer, hay que darle tiempo al tiempo”, que si no tienes a la persona, es “mejor estar sola que mal acompañada”. Ya la cagamos, me lié. Primero presión gastronómico-temporal y después compasión barata, idea de la relatividad y más dichos de la abuela.

Nada, me como el arroz pasado, me compro un despertador y, si no hay nadie que lo quiera compartir conmigo, me lo como sola, que parece que se está mejor. No, no. Mejor aún, compraré arroz, (del que nunca se pasa) haré una paella gigante, programaré el despertador al lado para que suene cuando esté a punto e invitaré a mucha gente. Quizás así encuentre al príncipe azul...

Y aquí aquí unas sabias palabras de mis queridos físicos alemanes:

Nada nos hace envejecer con más rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos.
Georg Christoph Lichtenberg (1742-1799) Profesor de física y científico alemán.

Sonntag, 11. Oktober 2009

¿Se siente algo diferente al cumplir treinta?

Cuando tenía 27, la gente que pasaba de los treinta me decía: “Ah!, que sólo tienes 27”. Ahora que ya escribo primero un 3 y luego otros números, ya pasé de categoría, ya soy “senior”, ya no soy tan joven, aunque los años que me separen de aquellos que hace unos años me decían que qué joven sean los mismos.

Hasta ahora nunca había oído a amigos hablar con nostalgia de los tiempos pasados. Es alrededor de los 30 y pico cuando empiezo a notar algo de desilusión en la voz de aquellos que comentan eso de “es que yo ya tengo 36”. Sigo curiosa y sin saber el por qué. Siempre había oído de la crisis de los 40, pero empiezo a plantearme seriamente que en la década anterior también se producen cambios que hacen reflexionar a la gente.

¿Qué es, entonces, lo que cambia? ¿Qué nos preocupa? A continuación hago un pequeño recuento de las causas más comúnmente argüidas por algunos:

“Ya no puedo beber tanto los fines de semana”.
“Los colegas tienen menos tiempo, están con las novias, ya no es como antes”.
“Mis amigas ya sólo hablan de niños y como yo no tengo, me quedo fuera de las conversaciones”.
“Estoy toda la semana arrastrando el cansancio y el estrés del trabajo, ya no tengo tanto tiempo para hacer otras cosas”.
“Ahora tengo una casa, un marido y un hijo y menos tiempo para mí misma”.
“Antes corría una hora sin enterarme, ahora empiezo a notar los años”.
“Chica, a partir de los 30 tienes que cuidarte la piel, que no es la de los 20”.
“Me aburren las conversaciones de los de 20 y pico. ¿Me estoy haciendo mayor?”.

Estos y muchos comentarios se empiezan a hacer cada vez más comunes entre los amigos. Es verdad que siempre nos gusta comentar y hablar del cambio de edad, a los 16 porque deseamos tener 18, a los 18 porque con 21 tenemos algunas posibilidades más, pero, ¿ocurre lo mismo a los 30? ¿Es sólo “vicio”, eso de hablar tanto de la edad que uno tiene?

Según la medicina antropomórfica y el trabajo biográfico, se trabaja con periodos de 7 años o septenios, pues la vida del hombre en la Tierra se desenvuelve en etapas de siete años. Al comienzo de cada período nuevo a las personas se les abren nuevas posibilidades que no eran posibles antes:

-Los 3 primeros septenios llegan hasta los 21: son los del desarrollo del cuerpo físico.
-Los siguientes 3 son de los 21 a los 42: son los del desarrollo del alma racional.
-Los siguientes 3, de los 42 a los 63: son los del desarrollo del espíritu.
-A partir de los 63: es el momento en el que deberíamos compartir con los otros lo que hemos aprendido hasta ahora.

Según esta teoría, los años de cambio, y alrededor de esos años, se producen pequeñas “crisis”, en las que incorporamos lo anterior y nos preparamos para la nueva etapa.

¿Qué crees tú? ¿Recuerdas algo especial que ocurriera alrededor de los 28-30 años? ¿Sientes que es lógico hablar de los 30 como una etapa diferente de la vida? ¿Tienes también alguna experiencia que compartir aquí?

Freitag, 9. Oktober 2009

Arranca el blog

Me despierto un tanto confundida: anoche la cena con los gays rusos duró más de lo esperado y fue soprendente por su desarrollo.
Primera toma de contacto en el blog. Próximamente intentaré crear aquí un diálogo sobre esas conversaciones que he tenido cada vez más a menudo con aquellos que van a cumplir 30 o con los que ya los tienen.
Siempre se ha hablado de la niñez, la adolescencia, los cambios que esas etapas conllevan, la crisis de los cuarenta, la jubilación... Pero nunca nadie me contó que los 30 es en realidad una década de grandes pasos y, a veces, de díficiles decisiones. Puedes casarte o incluso divorciarte, puedes luchar por tener un superpuesto en una empresa o liarte la manta a la cabeza e irte a la India, en busca de algo que "te llene más". O puedes dedicarte a cumplir el sueño de tu vida de fundar una gran familia, para darte cuenta al segundo mes de no dormir la noche entera, que quizás eso de "gran" se podría revisar.
Cada semana intentaré subir algún texto sobre alguno de esos temas que a todos nos han rondado la cabeza cuando se acercaba la cifra de un "3" seguido de otros números, y me encantará leer sus opiniones e ideas.
Por ahora, ¡buen fin de semana!