Montag, 27. September 2010

Busco chica para ser papá

Lo flipo. Alucino en colores. Los chicos me tienen asombrada. Ya van cinco en un mes que me comentan que quieren ser papá. Hasta ahí, todo normal. Bueno, quizás no tanto, porque están sin pareja y son los más cool. Además, las amigas más jóvenes de esta edad contestan más evasivas: “Bueno, sí, claro, querer ser madre... Sí, claro que quiero. Un día, pronto, sí... Por el futuro, y eso, para dentro de unos añitos, y tal”. Las que los tienen están un poco ojerosas (aún son todos pequeños, la verdad), todavía tienen algún dolorcillo de espalda tras el primer parto e intentan hacer encajes de bolillos mientras doblan el uniforme para la guarde, calientan el bibe y preparan la cena. Comprensible.
Pero ellos... ¡Me sorprenden cada día más! Porque ahí está Olli, el chico cool de la moto deportiva, los muchos viajes y los muchos ligues, que se da cuenta de que, más que querer conocer a muchas chicas, va más bien seleccionando a una buena madre potencial. O Dani, que sabe que Tina (la gata) es una buena compañera de piso ocasional, porque él lleva años deseando bebés. O Pascal, que a los veinticinco y sin haber terminado la carrera me confiesa que le encanta atravesar cada día el parque para ver a los pequeños jugar e imaginarse a los suyos. O Achim, que se dedica a hacer de tío-padrino de los hijos de los amigos a falta de los propios, o a Aday, que se le cae la baba hablando de lo divertido que está su Manuel, o el cachas-bombero-loquillo Manolo, que no sabe ni cómo explicar lo muy agradecido que está de tener a sus dos chiquitines.
Y sin que las madres me entiendan mal: ellas son estupendas, y claro que quisieron / quieren tener a sus bebés, pero la carita que se les pone a los otros sólo de pensarlo, y el cambio de estrategia que observo al cruzar la barrera de los treinta, me parecen, cuando menos, dignos de un post. Porque la idea mía era la de aquellas que un día sacan discretamente el tema con su pareja: “Mira, ¿qué te parece si lo intentamos, si vamos a por el primero? Y ellos que las miran entre asustados, contentos, con respetillo y con un “Espera un poquito más, ¿no?”.
Para mí lo gracioso de todo esto es que nunca pensé que ellos me contaran esas cosas. A veces se me acercan y me lo comentan entre esperanzados y suspirantes, en tono íntimo y con chispitas en los ojos. Me hablan de ello, de sus sueños, de sus ganas, de sus deseos, de cómo se lo imaginan, de cómo es. Me honra la confianza, me parece precioso, la verdad.
¿Alguna tiene ganas de ser mamá? Hay algunos por aquí que buscan arrejuntarse para tal fin... ;-)

Sonntag, 19. September 2010

De chicos y gatos

Días canarios de reencuentros, amigos, charlas y cenas. Todos treintañeros, todos con sus temas. Haciendo el repaso típico con las preguntas típicas del tipo: “Mira, y a Fulanito, ¿cómo le va?”, “¿Qué sabes de Menganito?”, se entera uno de los detalles del grupito de amigos de siempre. En estas estábamos cuando Dani suelta un:
-“Tina, mi niña, seguro que tú no habías visto tanta gente en esta casa y hasta estas horas, eh?”
Y echa una mirada tierna hacia un sillón del salón. Yo me sorprendo y pregunto curiosa:
-“¿Tina? ¿Qué Tina? ¡Qué callado te lo tenías! Por cierto, ¿y ella donde está?”.
Su mirada cariñosa lo explicó todo. Miré en aquella dirección y vi a una gatita gris que dormía plácidamente en el sofá. “Me la dio un amigo, y ahora vivimos juntos”. Qué tierno, pensé, Dani el Largo con su gatita, qué bien se cuidan mutuamente.
Pero ahí no quedó la cosa. Enseguida saltó Magec, de la misma quinta: “Yo también vivo con mi gatita. Me la encontré en la calle y la recogí. Si la dejo sola, le entra miedo, por eso salimos a pasear juntos por la ciudad”. De repente, después de los muchos años, descubro que mis amigos pertenecían todos a la liga secreta de protección de animales y han desarrollado relaciones bonitas de papá-cuidador-amigo de sus gatitas. ¡Qué tiernos! ;-)
Claro que la cosa no queda aquí (si fuera sólo por eso, no escribiría este post). Siguiendo con la ronda de preguntas llegamos a David.
- “Y él, ¿sigue pa'l Sur?”
- “Sí, claro, ahí está, contento con su apartamento, ¡y su gatita!
Ya me empecé a mosquear. O se estaban quedando conmigo o estaba presenciando un cambioen las relaciones importante. Justo la semana anterior había contactado con “Un Rufián y su Señor” (ver link sobre su blog http://unrufianyunsenorenunds3.blogspot.com), otro treintañero que explica en su blog las bondades y ventajas de la vida con su amigo perro.
Perdonen, pero si leemos el post anterior sobre “Algunos chicos single” y luego este, y sacamos cuentas, observaremos una clara evolución: estos chicos internautas (creo que además son todos autónomos) han encontrado en la fidelidad de sus gatitos/tas, perritos/tas un compañero-pareja-amigo-colega ideal, que sólo come y duerme, ronronea / lame, no compra ropa, no habla de la relación y no le cambia el humor cuando le viene la regla. ¡Qué idea tan fantástica! ;-)

Dienstag, 14. September 2010

Qué complicado es ser mujer de treinta y pico

- Tienes que parecer de veinticinco, aunque tengas más de treinta.
- La ropa debe empezar a ajustarse a tu edad. Pero, ¿qué estilo es ese, que ni te haga mayor ni te haga una jovencita?
- Si con treinta tienes hijos mayorcitos, estás hecha una señora.
- Si todavía no los tienes, ya te puedes ir espabilando.
- Si quieres volver a estudiar, estás un poco en el límite, “¿Es que todavía no sabes lo que quieres ser de mayor?”
- Si no tienes novio, ya eres casi la solterona.
- Comienzas a reconocer dónde están el hígado o los riñones tras una visita al médico.
- Te cuesta más tiempo recuperarte de la copa de más de la noche anterior.
- Cuando hablas de las cosas que hiciste antes, empiezas con un “Hace 10 años..., hace 15/ 20 años que... ”, y te da cierto vértigo.
- Aunque salir de fiesta te sigue gustando, los sábados tranquilos te parecen cada vez más atractivos.
- Haces planes más a largo plazo: tener niños, comprar una vivienda, casarte, renovar el cuarto de baño.
- Elaboras un plan para tu vida: antes esperabas encontrar un trabajo X, una pareja X o un lugar para vivir X. Ahora ya has visto cómo se han desarrollado los últimos 30 años, y puedes trazar un plan más realista para el futuro.
- Aunque la inquietud anterior sigue estando ahí, enfocas las cosas más como una carrera de larga distancia, regulando fuerzas y valorando posibilidades antes de lanzarte siguiendo un impulso.
- No te da vergüenza ni comprar compresas, ni condones, ni la píldora, ni ropa interior sexy. Estás en otro escalón, ¡ya has hecho todo eso muchas veces! ;-)
- Conoces un poco más tu cuerpo y sabes qué colores y qué estilos te quedan mejor y vas más al grano.
- A veces te afecta ver cómo pasan los años, y a veces te consuelas con algo como: “Mientras no tenga 40... aún me queda un tiempo”.
- Agradeces más a menudo estar viva, a pesar de las dificultades y los trabes relativos a la edad. ;-)

Montag, 6. September 2010

Algunos chicos "single"

Anoche, en la cocina de casa. Unas cincuenta personas pululan por ahí, entre sangría, kölsch y risas. El grupito de rigor se acumula en la cocina. Un amigo de 33 me pregunta discretamente: “Y, entre nosotros, ¿en esta fiesta dónde están los singles? ¿Es que hay alguna libre por aquí?”. Miro a mi alrededor y constato otra vez el mismo fenómeno: los únicos “solos”, “solteros”, “singles” estaban en la cocina, apoyados en la encimera o en la barra, bebiendo cerveza y contemplando el panorama del salón desde allí. Unos 7 chicos, todos sin pareja y en su búsqueda. A su pregunta tuve que responder con un: “¡Los singles son los chicos que ves aquí, a tu vera! Ninguna chica”.
Este pibe es el ¿4º? ¿el 5º? que se acerca quejumbroso esta semana a contarme así, en tono de confianza, que se le echa el tiempo encima, que hace no sé ni cuántos años que fue la última vez que tuvo una pareja estable, que tiene ganas de conocer a alguien, “¿tienes amigas-españolas-libres-de-tu-estilo-que-me-quieran-conocer?”
Y yo les miro entre divertida e irónica, les echo un par de comentarios del tipo “a espabilarse, a buscar en otro sitio, a enfocarse en el objetivo con una intención, a buscar en algún parship de esos en Internet” o alguna frase hecha y ya manida, pero me vuelvo a casa pensando que por qué.
La verdad es que todos son estupendos, son agradables, han estudiado, son guapetes, tienen trabajo, se ponen a tiro cada fin de semana, pero sus rolletes no llegan a cuajar nunca más allá del domingo. Después de preguntar una y otra vez que qué tal marcha con la nueva y recibir un “se acabó” por cuarta vez, dejo de investigar. Aún así, sigo buscando respuestas a este fenómeno social de los chicos treintañeros.
Como siempre, es una parte del total, no se puede generalizar. Entre los que están solos a esa edad también hay chicas, por supuesto pero, ¿por qué los veo más tristones a ellos? ¿por qué se vuelven las miradas más descaradas, los intentos más desesperados y sus acciones en los bares más suicidas?
Mi modesta y nada científica teoría me dice que son bastante más perfeccionistas con la apariencia, el nivel cultural y el estilo de relación que buscan que las chicas, son menos conscientes de lo que quieren y tienen mucha presión del resto del grupo. Es como si al no llevar a alguien a su lado su valor social disminuyera. Aunque la causa principal la resumiría en “desajuste”. Sufren de un desajuste entre sueños y realidad, entre expectativas y cotidianidad, entre Lara Croft y María García.