Donnerstag, 29. September 2011

Lo normal

 Mamá, ¡es que yo quiero ser normal y tener una familia normal!”, le decía hace ya más de 25 años a mi madre, cuando me daba cuenta de que nuestra familia patchwork no encajaba en los modelos “estándard” de mi pueblo de Tenerife. Mi madre entendía lo que quería decir, pero me decía algo así: “Pero, hija, ¿dónde están los criterios para establecer qué es una familia “normal”, una persona “normal” o una vida “normal”?”.
Y para terminar con el tema de las relaciones (por ahora, porque esto da muuuucho de sí), un post acerca de la “normalidad” emocional, sexual, en las relaciones, como quieras llamarlo.
En los últimos meses, en alguna de mis quedadas de café -de esas que cogen tinte terapéutico- o en alguna sesión de chat, se me ha acercado algún amigo a contarme, echo polvillo, en qué lío amoroso se había metido (yo le contaba también alguno de los míos, que no me quedo atrás... ;-) ). Algunas historias eran más surreales que otras, tengo que admitirlo, pero todos me dejaban pensando: mis amigos estaban un poco liados, sin saber cómo actuar o cómo calificar lo que les estaba pasando.
En un intento por obtener una visión de conjunto llegué a la conclusión de que “Jeder Jeck ist anders!”, en kölsch, o de que “toos somo diferenteh”, en canario. Y que si no somos iguales, ¿cómo va a serlo nuestra forma de amar?
Así que estas semanas, tus historias, las de tu mejor amigo, mezcladas con las mías y con las de los chicos de mi barrio, me han llevado a la afirmación de que, “para gustos, colores”, y que ya vale de juicios y de acertijos del tipo: “Y esto, ¿será normal?”, “Y ella, ¿será lesbiana?”, “¿Se estará acostando con dos al mismo tiempo?”, “¿No es ella muy mayor para él?”.
Dejemos a cada uno vivir lo mejor que pueda con sus pulsiones internas. ¡Tú también tienes las tuyas!. No sabemos cómo se ven las cosas desde los zapatos del otro. Así podremos encontrar un equilibrio en la convivencia dentro de este caos de sentimientos: respetando sin juzgar.

Freitag, 9. September 2011

Requisitos mínimos para parejas de más de 30


Cuando se llega a la treintena, no se desea tener pareja a cualquier precio. Es difícil ponerse de acuerdo, porque para cada persona hay cosas más importantes o imprescindibles. Voy a arriesgarme a escribir las diez (+1) que he observado que muchos tienen como requerimientos mínimos, seré clara, quizás dura, lo siento...
  1. Impresionar “por dentro”: tus éxitos laborales, tus conquistas sentimentales, todos esos países que has visitado, la ropita que llevas... Me importan o me impresionan cada vez menos. Está claro que ya llevas muchos años de experiencias, pero también uno va conociendo a la gente y sabe enseguida de qué van, ¡no me cuentes cuentos chinos!. Sé tú mismo.

  2. Ser sinceros en momentos decisivos y tener valor para afrontar lo que tenga que venir. Este punto se refiere a cómo se encaran ciertas cosas de la relación y a opiniones sobre aspectos del mundo: ya no queremos estar reeducando a estas alturas. Quién paga las roscas (palomitas) en el cine, si vamos a vivir juntos o seguimos viviendo en casas aparte, quién se encarga de comprar y quién de lavar, qué quieres de mí y todo eso... Ya sé que la telepatía no funciona, ¡al menos no entre sexos! ;-).

  3. ¿Qué somos tú y yo? Si algo tenemos los treintañeros es que no estamos para tonterías. Oye, si estás conmigo, estás para todo; si no estás sino para alguna cosa, puede que le diga al chófer que pare la guagua, que me bajo en la siguiente. Sea lo que sea, dime. El tiempo es lo más preciado de lo que dispongo. Clarito, por favor.

  4. No hay estrés por vernos a diario o por lo contrario. No hay pautas, esto lo organizamos como queramos: la única pauta es que sigan existiendo muchas otras cosas (respeto, cariño, admiración...) que alimenten la ganas de estar juntos. Tendremos que encontrar nuestro sistema, el que sea, pero tiene que haberlo y los dos estar a gusto con él.

  5. La independencia. Quizás hace unos años cedía más y hacía muchas cosas por complacer (encontrar a ciertas personas, ir a algunos partidos, reír gracias, aprender idiomas, mudarme a países friísimos y lejísimos) y así poder integrarme en su vida y ser la chica ideal, para no perderlo. Ahora todo eso cuesta más: “¿Acaso no le gusté así, como era antes?”. Cuando me conoció no era la imagen de la mujer en la que se suponía que me tenía que convertir. No significa que no podamos negociar, que no pueda cambiar determinadas cosas, pero recuerda: negociar es que yo doy algo a cambio de otra cosa, no que yo ceda en todo. 
     
  6. La maleta. Tú vienes con un bagaje emocional de atrás de otras relaciones, inamovible, tuyo, personal, maravilloso, por desastroso que fuese. Es bueno hablar de esas relaciones anteriores, pero sin comparar, ni aburrir, sólo para aprender de ellas. Demuestra que has rectificado tus errores y no tengas miedo a afrontar desafíos como el de una nueva relación. Aquí saldrán algunos temas antiguos y otros nuevos sobre los que trabajar y aprender, pero eso no significa que la relación no funcione. Hace tiempo que todos salimos de los mundo de Yupi.
     
  7. Quiero que me quieras. Sí, quiero que me quieras, sin aduanas ni fronteras, que me lo digas, que me acaricies, que me toques, que te comprometas, que mantengamos la complicidad, que no te escondas en la cueva o te líes en un discurso ambiguo. Si estás, estás. Si no, dímelo a tiempo, tengo ganas de vivir muchas cosas.

  8. Paciencia y aceptación. Habrá días de lluvia, noches de fiesta, momentos de estrés, bautizos aburridos de hijos de amigos, escapadas inolvidables... Y quizás descubras zonas no tan elásticas de mi musculatura o alguna cana nueva y notes el paso del tiempo. ¡Pero que bueno que estás aquí conmigo para compartirlo!. Yo también te lo noto a ti. Los de las revistas están retocados con Photoshop, yo soy así.

  9. Sexo. A estas alturas no podemos pretender ser el/la primero/a, ¡y es mucho mejor así!. Pero por eso se entiende que conocemos un poquito mejor nuestro cuerpo y que es bueno hacerle saber a la otra persona todo lo que nos gusta y cómo nos gusta… En cuestión de sexo, cuanto más se hable mejor. Así que ponte las pilas. :-)
    10. Futuro: antes el ritmo lo marcaba la universidad, el Erasmus, dónde vivían los padres, qué     querían hacer los amigos de la pandilla... Ahora, para que invierta tiempo y ganas en la relación tengo que tener la sensación de que el futuro juntos es posible y de que lo dirijo yo. Si desde el principio los caminos se bifurcan o no se tienen los mismos planteamientos de vida, creo que esto se quedará en una anécdota.
    11. Que mejore mi vida. Si tengo a alguien, que sea para mejorar mi vida sin pareja, que me produzca beneficios espirituales, serene mi alma, me dé alegrías, que me acompañe en el camino, que podamos compartir, que nos riamos juntos, que se interese por las cosas que para mí son importantes, que tengamos confianza, que crezca y quiera aprender conmigo. Si no... lo dicho. Sola estoy muy bien.