De
0 a 7: miras el mundo con los ojos abiertos de par en par, conoces el
medio chupando, tocando, cayéndote y levantándote de nuevo.
De
7 a 14: creces, te desarrollas, adquieres conocimientos más teóricos
sobre cómo funcionan las cosas, primeros contactos con los otros ¡y
las otras!.
De
14 a 21: cambios corporales brutales, primeros ensayos en el mundo
adulto y sexual marcados por un horario escolar y un ritmo académico
bastante rígidos.
De
21 a 28: Experimentación en todos los ámbitos, flexibilidad,
establecimiento del propio ritmo y las propias reglas, búsqueda de
los límites de todas las cosas, primeras decisiones vitales que
marcan el futuro laboral, emocional y personal de la madurez.
De
28 a 35: Producción. De niños, de un hogar, de una empresa, de una
familia, de un clan, de una red, de un negocio, de montañas de
dinero, de un nuevo concepto... Da igual. Ahora toca CREAR.
De
35 a 42: Se llega a una ligera meseta de productividad y se afianza
lo conseguido, aunque aún puede haber grandes cambios, pero se basan
más en la experiencia previa obtenida después de años de ensayo y
error.
A
partir de aquí no sé mucho más a ciencia cierta, habrá que
esperar ;-).
Pero
miremos qué pasa de los 28 a los 35: Se deja de perder el tiempo. De
pronto, se aprieta solito un interruptor aquí dentro y saltamos como
resortes. Ahora no hay exámenes o evaluaciones que valgan, nadie te
lo dice desde fuera. Ahora eres tú el que decidió, quizás en la
fase anterior, qué camino tomar y toca “Gas geben”, en alemán,
o “acelerar”, en español, subir la montaña cual Induráin allá
por los años '90: al golpito, pero sabiendo que cada pedalada te
acerca a la meta.
Así
veo a mi hermana, de una cita a otra de preparto, de preempuje o de
prebebé; o al otro buscando casas en inmobiliarias por Internet,
cada noche un ratito. A Rosa, creando hogar, esperando a que los
niños crezcan cada día un poquito más. O a la otra, metida de
lleno en su proyecto de investigación, o preparándose los exámenes
estatales, o entrenando para la maratón. Decidido el rumbo, sólo
queda apretar y mirar hacia adelante, casi sin pestañear.
Me
encanta. Me gusta verlos así. Me emociona verlos motivados, con un
objetivo, con un rumbo vital.