-“¡Hola! Soy Sergio, y ¿tú? ¿Eres la compañera de Isabel?”
-Sí, también soy profesora de español. ¿Qué haces por aquí? ¿En qué trabajas?
-Soy ingeniero, tengo 36, llevo desde hace 3 años en Alemania y quiero formar un hogar y una familia. ¿Y tú?
-Ups... eh... bueno... sí... sí... (¡glups!) yo también, sí, un día...
Así empezó la conversación entre mi amiga Manuela y Sergio en la fiesta del otro día. Ella me lo contó, entre sorprendida y contenta: el chico en cuestión lo preguntaba en serio, a pesar de su tono de ironía y su gran sonrisa. Sabe lo que quiere e intenta obtener toda la información que puede ya en el primer encuentro: “¿Para qué perder el tiempo?”.
Hace poco, en una cafetería, conversación espontánea con Jens, de 33 añitos. La 4ª pregunta fue si quiero hijos y la 5ª, que cuántos. Por muy espontánea y resuelta que parezca a veces, me dejó sin respuestas, y no pude por menos que echarme a reír: “¿Qué les pasa a estos chicos, que se les cae la baba con los niños ajenos? ¿Ahora les llama el calor del hogar?”
Esta ya es la 3ª vez que un chico me pregunta con ojos demandantes e ilusionados por mi deseo de formar una familia. La situación me sigue pareciendo curiosa, divertida y también bonita. Creo que en algún momento dado nos damos cuenta de que los estudios, los títulos, las acciones o los euros en la cuenta no lo son todo y nos arriesgamos incluso a tomar decisiones en el terreno familiar. ¡Ellos también! Pues vienen de una fase universitaria “cool” a los 20 y pico en la que se preocupan por probar cosas nuevas, ocupar un lugar en su profesión y asegurarse un cierto estatus social, para pasar a otras cosas a partir de los 30 y pico.
Al mismo tiempo siento a mis amigas con muchas cosas en la cabeza, muchos intereses y menos ganas de repetir esquemas de otras generaciones y por eso reaccionamos con un exceso de independencia a la hora de decidirnos por dar los siguientes pasos. Aquí me viene la imagen del equilibrio: si una parte tira hacia el lado de la acción y el trabajo exterior, la otra se vuelve más casera y familiar.
¿Te ha pasado a ti algo así?