Desde hace un tiempo un grupo de amigas mantenemos contacto casi semanal por email. Todas entre 27 y 32, con carrera y buenas notas, máster, experiencias laborales y en la eterna búsqueda de curro. Aún en casa con los padres, a pesar de haber tenido algunas escapadas en pisos compartidos que acabaron en la vuelta a casa, sobre todo por falta de trabajo.
Si en esa semana hay entrevistas, nos deseamos suerte. Las condiciones que nos ofrecen, más o menos parecidas: contratos de 6 meses a 1 año, entorno a los 1.000 € / mes, 40 h semanales, vacaciones no pagadas, finiquito y basta y a seguir buscando, pues nunca se sabe y 6 meses dan para poco.
O coger el toro por los cuernos y decidirse, de una vez por todas, por eso que se oye por todas partes “saca unas oposiciones, que así tienes algo seguro”. Algunas se revuelven en la silla sólo de pensarlo. Si estudias Psicología, porque soñabas con ser cooperante; si hiciste Medioambiente, porque te gustaría trabajar en un parque natural; si eres traductor, porque querías trabajar en la Unión Europea. El caso es que caminos hacia el funcionariado siempre se encuentran, pero... ¿No es una lástima? ¿Profes en el instituto que no lo quieren ser, licenciados que acaban en la administración pública porque no saben dónde colocarse?
Me decía un amigo alemán a la vuelta del Erasmus en España: “Es increíble. Cuando preguntas allá a la gente que qué hace, te dicen que están en paro o que preparan las oposiciones, o las dos cosas a la vez”.
Cuando pienso en mis compañeros de carrera, los plazos de entrega de los trabajos, los exámenes, las estancias en el extranjero, los idiomas... ¿Todo eso no sirvió para nada?
Como aquel famoso anuncio de Clio: JASP. Jóvenes, con ganas de trabajar y de aprender, llenos de energía y frescos después de la carrera, pero siempre buscando.
No sé qué generación somos, sólo sé que “vamos haciendo”. Cada mañana un CV, mirar los domingos en las páginas naranjas del periódico, revisar las suscripciones de búsqueda de curro en Internet y hacer cositas poco a poco, algún viajito, alguna cenita con los amigos.
Somos jóvenes y estamos exageradamente preparados.
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