Mittwoch, 9. Februar 2011

¿Por qué postergar?


Esto es así: un día te levantas y te dices: “¡¡Mi madre, que se pasaron los meses y los años y yo aún no he hecho el curso de pintura al óleo, el de cocina tailandesa, no he subido ningún 6.000, no sé hablar chino mandarín, no he escrito ningún libro y no he dado la vuelta al mundo!!”. Y ya tengo más de 30 y si me sigo quedando pegada al ritmo del comienzo del semestre, primeras semanas, una reunión aquí, un cumple allá, fin del semestre, exámenes, correcciones, vacaciones, comienzo del semestre, primeras semanas, una reunión aquí, un cumple allá, fin del semestre, exámenes, correcciones, vacaciones y comienzo del... y se fue el tiempo.
Así que temerosa de que se pasara el momento, compré la Lonely Planet y me lancé a buscar destinos en las antípodas para cumplir un sueño de todos los de arriba: dar la vuelta al mundo. Porque, a pesar de lo utópico, peligroso o alocado que pueda parecer, si aquí dentro llevo al menos una década con ese impulso que no sé de dónde viene, pero que desoye argumentos en contra: ¿Por qué postergar? ¿Por qué no hacerlo? ¿Para cuándo dejarlo? ¿Para cuando se alineen las estrellas y sea el momento ideal? ¿Qué harías si sólo te quedaran 3 meses o 1 año de vida?
4 personas entre 30 y 37. 4 mochilas de más de 50 litros. Bikinis, cafetera, mp3, 1 novela por cabeza, repelente de mosquitos y 3 guías. El viernes salimos para un viaje que, como suele ser con estas cosas, surgió con un comentario al hilo de una conversación y ahora se va a llevar realmente a cabo. No les he preguntado aún a los demás por los motivos que les llevan a ponerse en camino, pero algo me hace sospechar que será una especie de rito de pasaje. Algo busca quien se encuentra ante 6 trayectos kilométricos en aviones transoceánicos, montañas, glaciares, calores, sudores, peces de colores, bungalows de paja, atardeceres, dificultades idiomáticas, jet lag y el estrés de ciudades asiáticas hiperactivas.
Les contaré a la vuelta. Será curioso, seguro. Seguimos buscando... ;-)

Mittwoch, 2. Februar 2011

Niña grande

 Hace unas semanas un compañero de 3º de EGB subió una foto al Fcbk de las de aquel entonces. Me busqué y vi, a pesar de la mala calidad del escaneado, a una personita más bajita ;-), pero que miraba todo igual que hoy.
Hace 23 años de aquello, pero no importa. Enseguida pude verme en el patio del colegio, me acordé de mi chándal preferido, del escondite que utilizábamos para escapar de los niños, de ir de la manita de mi amiga Cristina a la vuelta del recreo.
Y me di cuenta de que soy la misma. Sí, claro, con un par de experiencias más, conjugaciones verbales en otras lenguas y algo de conocimiento del mundo, pero... ¿Cambiamos tanto en realidad? ¿En la esencia? ¿O será que nacemos niños inocentes para luego avanzar en el pensamiento racional, buscar respuestas a las preguntas de cada día para luego morir como viejitos por fuera y niños por dentro con algunas de esas preguntas tan sólo parcialmente resueltas?
Los niños jugaban a los cochitos en la acera y a los boliches en la plaza. Ahora conducen sus cochazos e intentan vender maquinitas a otros niños grandes. Otras jugábamos a las escuelitas con tizas de colores ante un público de ositos de peluche que miraban atentos a la pizarra de juguete. Ahora escribo las terminaciones verbales con rotuladores de colores en una pizarra blanca ante un público de estudiantes también calladitos y asustados con las irregularidades.
¿Nunca te ha pasado que cuando conoces a alguien te lo intentas imaginar de pequeño y lo ves muy fácilmente haciendo ruindades o vistiendo de color rosa? ;-) Inténtalo. Es muy divertido y ayuda a quitarle importancia. Al final, todos hemos comido tierra alguna vez y nos hemos llenado los mofletes de salsa de tomate... ;-)