Samstag, 23. Januar 2010

Vacaciones soleadas

De nuevo de pausa: mañana salimos Leila, Idaira y yo para Bangkok y tiraremos después para el Sur. En dos semanas estaré de vuelta con muchas historias y anécdotas, pues estoy segura de que al viajar con dos muy buenas amigas que tienen treinta o los rondan saldrán muchos temas que podremos tratar aquí.

Antes de eso, un par de letritas del libro que comentaba hace 2 posts: en la madurez las personas tienen más libertad a la hora de decidir qué cambio y cuándo integrarlo.
En realidad, esa simple frase me da tranquilidad, me da libertad, me ayuda a aceptar mi ritmo y el de los demás, sin comparar, sin presionar.

¡A disfrutar, que indepedientemente de la edad que se tenga, lo importante no es el llegar sino el camino!

Montag, 18. Januar 2010

Para largo

El otro día me sorprendí cuando me oí decir varias veces: “Ich will etwas festes”, que en español significa: “quiero algo fijo”.

Entonces pensé que en ello radica la gran diferencia entre los 21 y los 31: en lo “fijo” de las cosas.
A los veintipico compraba cosas baratitas, de Ikea, o regaladas, porque no sabía si el piso donde estaba me iba a durar mucho. Si me preguntaban que qué iba a hacer en verano, no lo tenía nada claro, como tampoco sabía si mi idea acerca de lo que iba a ser de mayor era adecuada. Era difícil de averiguar si el rollete que tenía duraría varios fines de semana y la ropa la compraba de temporada.

Pero eso ha ido acabándose lentamente. De buenas a primeras me he visto comprando una bici buena, para que dure, un abrigo para la lluvia que nunca pasará de moda y durará siglos (espero), una casa con una hipoteca que durará aún más :-/ y un barrio en el que sentar raíces. Y no digamos del instituto o de la plaza como funcionaria de la que tanto he renegado hasta ahora. Según mi amigo Ebe, otro argentino, me estoy “aburguesando”. La primera vez que lo dijo me pareció un horror, algo a evitar como la peste, algo que la gente “guay” no hace nunca.

Así que ahora me sorprendo invirtiendo tiempo en las relaciones con los vecinos, acordándome de los buenos amigos y dando valor a la familia, al mismo tiempo que me pienso las cosas dos veces antes de comprarlas porque por primera vez en 30 años pienso: “Me tiene que durar”.

No sé cuándo me di cuenta de que no todas las universidades del mundo tienen una plaza para mí, que no todos los nuevos contactos van a marcarme, que no tendré vidas suficientes para estar una temporada en cada país, que no podré aprender a la perfección todas las lenguas que me había propuesto aprender y que no tengo ni tiempo, ni ganas, de conocer a todos los hombres maravillosos e interesantes que son deportistas, amables y guapetes y que andan sueltos por el mundo.

En algún momento toca decidirse por un hogar, por un barrio, por unos vecinos y por un idioma, para poder compartirlos con los compañeros del curro en el que podrás ganar experiencia, por unos amigos buenos y verdaderos a los que dedicarles tu atención, al tiempo que dices sí y te atreves a vivir la vida en compañía de esa persona a la que quieres, pero que por tener las puertas siempre abiertas a todo, pensando en la aventura que esperaba detrás de la esquina, no habías considerado tal y como se merecía.

Sin perder de vista el objetivo

Es verdad, me embobo a veces con temas picantes de chicos musculosos (es que ese tema da mucho que hablar y volverá al blog, ¡seguro!) y me olvido de lo verdadero, del objetivo principal.

Desde que escribo he recibido algunos comentarios. Muchos divertidos, otros del tipo: “Ya está con sus historias, con sus preguntas acerca del por qué de las cosas”. Otros eran más directos y me decían cosas como: “¿Los 30? Y los 40, y los 50 y los 60... ¡Qué más da!”. Ok, está bien. Pero como 30 son los que tengo ahora y los que han tenido, tienen o empiezan a tener mis amigos, pues hago eco de nuestras charlas, las reescribo en clave de humor con algunos gramos de cinismo y una cucharita de café de “rigor científico” y las cuelgo aquí, para el que las quiera leer. En cualquier caso, me ayudan a reflexionar, son una forma de escape a mi interior creativo y son como un “cajón desastre” para esos pensamientos que se me ocurren en muchos kilómetros semanales de bici o de tren.

Tan metida en el tema estoy que el otro día compré un libro sobre “Entwicklungspsychologie” (Psicología del desarrollo). He aquí las primeras conclusiones interesantes:

Algunos dividen la vida en 3 grandes fases: “el niño y el joven”, “el adulto”, “la vejez”. Dentro de cada una de estas fases hay otras, y los límites de cada una de estas fases son motivo de discusión entre los teóricos. Para definirlas, existen varias variables:

cambios biológicos
(que suelen darse a una determinada edad)
cambios históricos (que afectaron a determinados grupos de edad, pensar en los niños de la guerra, en las mujeres que reconstruyen ciudades tras catástrofes...)
consideraciones sociales y culturales respecto a cada una de las fases

Una idea aproximada de los límites de las fases es como sigue:

-Bebé:
de 0 a 12 meses
-Niñez: de 1 a 12 años
-Adolescencia y pubertad: de 12 a 18 años
-Juventud: de 18 a 25 años
-Madurez: de 25 a 40 (1ª fase) y de 40 a 65 (2ª fase)
-Vejez: de 65 a 85 (1ª fase) y de 85 en adelante

Escribo aquí las 2 ideas principales de lo que he leído hasta ahora:

1.- La vida y las fases se articulan en torno a lo que se gana y lo que se pierde, de tal manera que en cada fase se ganan e integran unas cosas y se pierden otras, es un proceso inevitable. En cada fase hay factores de ganancia y de pérdida típicos que afectan a aquellos que se encuentran en ella, aunque a partir de la madurez se observa una tendencia que aumenta con los años en la que las personas tienden a hacer un balance negativo entre lo que van perdiendo y lo que van ganando, y ven el proceso del paso del tiempo principalmente como algo negativo.

2.- Tanto en la niñez como el la vejez la Biología juega un papel más determinante que en la madurez a la hora de producir cambios. Mientras que los primeros dientes son un cambio biológico que no se puede acelerar o retrasar, entre los adultos son más los factores sociales los que influyen en el desarrollo. Por ello en esta etapa es en la que más diferencias se observan a la hora de integrar nuevas facetas, en la que los individuos pueden decidir más libremente qué cambios quieren realizar y cuáles no y cuándo hacerlo.

Ahí queda. Interesante el dato de que “en cada época hay cosas que se pierden y se ganan, independientemente de la impresión de pérdida que a veces tengamos”.

Sonntag, 3. Januar 2010

De reformas

¿Recuerdan la peli: "Esta casa es una ruina", con Tom Hanks? Pues así es el panorama actual por casa.
Quizás en un intento por salir de la fase experimentadora anterior, he optado por crear hogar y, ¿dónde mejor que donde estoy aquí y ahora?
Así que mientras pinto las paredes y preparo mentalmente los exámenes del semestre seguiré pensando en los siguientes posts.
¡Semana de descanso!