Dienstag, 21. Dezember 2010
2030
Montag, 13. Dezember 2010
Amigos del tren
Dienstag, 7. Dezember 2010
A lo James Dean
Algunos están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora. John Lennon
Dienstag, 30. November 2010
Saramago: "Mañana es la única utopía"
¡Qué importa eso!.
Tengo la edad que quiero y siento.
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido.
Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la
convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!.
No quiero pensar en ello.
Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo
que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer
lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos
y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir: Eres muy joven, no lo lograrás.
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero
con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.
Y otras en un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues
mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!.
Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!.
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento. José Saramago Premio Nobel Literatura 1998
Montag, 22. November 2010
Treintañitis
Mittwoch, 17. November 2010
¿Por qué el blog?
Dienstag, 9. November 2010
La 1ª vez
Mittwoch, 3. November 2010
La 2ª mitad
Sonntag, 24. Oktober 2010
Especial
Sonntag, 17. Oktober 2010
El cuerpo te cambia
Donnerstag, 14. Oktober 2010
"Thirtysomething"
Los científicos se ocupan de este tema, como quien se ocupa de los ornitorrincos en vías de extinción o los milagros de la naturaleza! ;-)
http://www.spiegel.de/flash/0,,24487,00.html
Sonntag, 10. Oktober 2010
Manual de pequeñas teorías
Sonntag, 3. Oktober 2010
Cuando termine
Montag, 27. September 2010
Busco chica para ser papá
Sonntag, 19. September 2010
De chicos y gatos
Dienstag, 14. September 2010
Qué complicado es ser mujer de treinta y pico
- La ropa debe empezar a ajustarse a tu edad. Pero, ¿qué estilo es ese, que ni te haga mayor ni te haga una jovencita?
- Si con treinta tienes hijos mayorcitos, estás hecha una señora.
- Si todavía no los tienes, ya te puedes ir espabilando.
- Si quieres volver a estudiar, estás un poco en el límite, “¿Es que todavía no sabes lo que quieres ser de mayor?”
- Si no tienes novio, ya eres casi la solterona.
- Comienzas a reconocer dónde están el hígado o los riñones tras una visita al médico.
- Te cuesta más tiempo recuperarte de la copa de más de la noche anterior.
- Cuando hablas de las cosas que hiciste antes, empiezas con un “Hace 10 años..., hace 15/ 20 años que... ”, y te da cierto vértigo.
- Aunque salir de fiesta te sigue gustando, los sábados tranquilos te parecen cada vez más atractivos.
- Haces planes más a largo plazo: tener niños, comprar una vivienda, casarte, renovar el cuarto de baño.
- Elaboras un plan para tu vida: antes esperabas encontrar un trabajo X, una pareja X o un lugar para vivir X. Ahora ya has visto cómo se han desarrollado los últimos 30 años, y puedes trazar un plan más realista para el futuro.
- Aunque la inquietud anterior sigue estando ahí, enfocas las cosas más como una carrera de larga distancia, regulando fuerzas y valorando posibilidades antes de lanzarte siguiendo un impulso.
- No te da vergüenza ni comprar compresas, ni condones, ni la píldora, ni ropa interior sexy. Estás en otro escalón, ¡ya has hecho todo eso muchas veces! ;-)
- Conoces un poco más tu cuerpo y sabes qué colores y qué estilos te quedan mejor y vas más al grano.
- A veces te afecta ver cómo pasan los años, y a veces te consuelas con algo como: “Mientras no tenga 40... aún me queda un tiempo”.
- Agradeces más a menudo estar viva, a pesar de las dificultades y los trabes relativos a la edad. ;-)
Montag, 6. September 2010
Algunos chicos "single"
Este pibe es el ¿4º? ¿el 5º? que se acerca quejumbroso esta semana a contarme así, en tono de confianza, que se le echa el tiempo encima, que hace no sé ni cuántos años que fue la última vez que tuvo una pareja estable, que tiene ganas de conocer a alguien, “¿tienes amigas-españolas-libres-de-tu-estilo-que-me-quieran-conocer?”
Y yo les miro entre divertida e irónica, les echo un par de comentarios del tipo “a espabilarse, a buscar en otro sitio, a enfocarse en el objetivo con una intención, a buscar en algún parship de esos en Internet” o alguna frase hecha y ya manida, pero me vuelvo a casa pensando que por qué.
La verdad es que todos son estupendos, son agradables, han estudiado, son guapetes, tienen trabajo, se ponen a tiro cada fin de semana, pero sus rolletes no llegan a cuajar nunca más allá del domingo. Después de preguntar una y otra vez que qué tal marcha con la nueva y recibir un “se acabó” por cuarta vez, dejo de investigar. Aún así, sigo buscando respuestas a este fenómeno social de los chicos treintañeros.
Como siempre, es una parte del total, no se puede generalizar. Entre los que están solos a esa edad también hay chicas, por supuesto pero, ¿por qué los veo más tristones a ellos? ¿por qué se vuelven las miradas más descaradas, los intentos más desesperados y sus acciones en los bares más suicidas?
Mi modesta y nada científica teoría me dice que son bastante más perfeccionistas con la apariencia, el nivel cultural y el estilo de relación que buscan que las chicas, son menos conscientes de lo que quieren y tienen mucha presión del resto del grupo. Es como si al no llevar a alguien a su lado su valor social disminuyera. Aunque la causa principal la resumiría en “desajuste”. Sufren de un desajuste entre sueños y realidad, entre expectativas y cotidianidad, entre Lara Croft y María García.
Montag, 30. August 2010
Carné de estudiante
Así que una que tiene una carita de no haber roto nunca un plato, va por el mundo con su carnet de estudiante español, y como ahora somos tan globalizados y tan guays, pues entra gratis a la Acrópolis de Atenas como estudiante a sus 30 añitos. ¡Fantástico, entrar gratis en un sitio!
Pero claro, por algún lado nos tenían que coger a los bajitos con cara de jóvenes. En la entrada, una señora seca me preguntó: “Sí, estudiante, vale pero, ¿eres menor de 30?”. Y con eso acabó mi jolgorio: el día después de mi 31º cumpleaños ya me hacían pagar las tasas completas. Intenté ablandar a la Frau-aburrida-de-la-entrada buscando su piedad: “Ayer fue mi cumpleaños...” (¿Podría usted regalarme la entrada gratis a la biblioteca por mi cumple? Mire que es mi primer día con más de 30, es un momento emocional delicado, ya sabe, porfiiii...”). Pero esa mujer-más-seca-que-un-bizcocho-de-Teror no había leído este blog, o hacía mucho que había cumplido los 50, y mi carita de pena, desconsuelo o cruda aceptación le debieron importar un pepino.
Y ahí fue cuando pensé: “¿Para qué tantas cremitas, tanto intentar parecer más joven si, en realidad, no se pueden esconder ni los números, ni escapar de la realidad? Tienes 31 y se acabó lo que se daba”.
Y no sé bien por qué, pero me cambió el ánimo. Por pagar 23 € por hacerme socia de una biblio pública (si es pública, ¿por qué pagar tanto?), por no poder cambiar la fecha del carnet por un par días antes, por tener que admitir que es verdad, que vamos todos “pa'arriba”.
Me consuelo con la idea de que hace unos meses no me dejaron entrar a un bar por no tener el carnet encima y no creer que hacía ya 12 años que había pasado de los 18. ¡Eso sí que fue un cumplido! Tuvimos que cambiar de bar...
Y tú, ¿estiras también tus carnés?
Dienstag, 24. August 2010
Arriesgarse o morir
Llega un momento en el que ya no puedes esperar más. En el que echas cuentas y te acuerdas del poema Instantes de Borges (post anterior), en el que algo aquí dentro te dice: ¡Ahora o nunca!
Como mi hermana, que después de estar toda la vida suspirando por un animalito, se decidió y se fue a Madrid a por su erizo. Feliz de la vida, aunque la decisión no fue fácil: que si permisos de veterinarios, que si transporte a Canarias, que si ericito pa'arriba y ericito pa' abajo. Aunque pocos lo hacen, ella siguió adelante.
O la historia de mi tío, que loco por emular a sus héroes sobre dos ruedas del Tour, se compró la primera bici y se lanzó a las carreteras de la sierra de Madrid para correr algunas de las etapas de la Vuelta a España, a su ritmo y a su edad, sin haberse subido jamás a una bici.
O mis amigos Olli y Melli, que dejaron todo atrás (trabajo, seguridad, piso, amigos, país, familia), se liaron la manta a la cabeza y se fueron a vivir a Tailandia, sin conocer el idioma, sin tener contactos, basándose en una intuición, en las ganas de probar cosas nuevas y de darle una oportunidad al sueño de vivir en el extranjero, en un país exótico y de carácter más amable que el norte de Alemania.
O mi madre, o la del otro, que se deciden a dejar relaciones que no marchan bien a pesar de las críticas externas, de los hijos pequeños y de la falta de claridad para el futuro.
O, sin ir más lejos, el que se atreve a mirar de frente a la realidad, acercarse a la persona que quiere y decírselo con el corazón en la mano, arriesgándose a una negativa, a la vergüenza o a recibir una respuesta afirmativa que, no por serlo, resulta más fácil de encajar.
En un momento dado hay que arriesgarse o morir, decidirse, lanzarse a lo que nos parece un vacío, pero que en realidad no lo es. De fondo hay un casi imperceptible “tictac, tictac, tictac” de un reloj inexistente. Puesto que, si no avanzamos, retrocedemos; si no nos atrevemos, perdemos; si no lo intentamos, ¡nunca lo conseguiremos!.
Y tú, ¿a qué has querido atreverte siempre sin llegar a hacerlo? ¿Dónde tienes ese punto de lo que los alemanes llaman “Verschieberitis” y los españoles, algo así como, “Posponeritis”?
Mittwoch, 4. August 2010
El verano
Dienstag, 20. Juli 2010
Instantes
No sé si habrás recibido alguna vez ese poema de Jorge Luis Borges titulado “Instantes”. Ahí te lo dejo para poder leerlo otra vez. Poco a poco, se ha ido convirtiendo en una filosofía de vida:
Si pudiera vivir nuevamente mi vida,
en la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido,
de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos,
haría más viajes,
contemplaría más atardeceres,
subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido,
comería más helados y menos habas,
tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata
y prolíficamente cada minuto de su vida;
claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría
de tener solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida,
sólo de momentos; no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca
iban a ninguna parte sin un termómetro,
una bolsa de agua caliente,
un paraguas y un paracaídas;
si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir
comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera
y seguiría descalzo hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita,
contemplaría más amaneceres,
y jugaría con más niños,
si tuviera otra vez vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años...
y sé que me estoy muriendo.
Dienstag, 13. Juli 2010
El Kik o Kit de la cuestión
O como el domingo ante la plaza de la Victoria de Las Palmas, donde en medio de la masa enfervorizada por la victoria de España, un seguidor con una butaca robada de algún bar, sacó su paquetito, se estiró su rayita y se metió una ración de su polvito blanco. Seguro que llevaba ya más de 8h de subidón hormonal en un partido que Holanda no puso fácil, pero el efecto, a lo largo de las horas, iba disminuyendo. Unos gramitos del polvo blanco y otra subida, otro chute para aguantar hasta el siguiente “Kik”.
Y así vive el ser humano: el drogata, el alcohólico, el futbolero, el corredor de la Bolsa, el triatleta, el paracaidista, el soldado, el motorista, el músico, el poeta, el amante del chocolate, el enamorado. Todos corriendo por ahí en busca del “Kik”, del “Qüiqui”, del “chute”, del subidón.
Parece ser que estamos preparados biológicamente para ir aprendiendo a base de una cierta sensación de bienestar corporal acerca de qué es lo que nos viene bien o mal. Además, en el cerebro las áreas implicadas en la sensación de placer y de adicción son casi las mismas. En cuanto experimentamos algo, se pone en marcha un mecanismo complejo y límbico en el que entran en juego todo tipo de sustancias, que a su vez activan la memoria corporal y que nos dicen: “Recuérdalo, esto te ha hecho tocar el cielo. Si lo quieres sentir de nuevo, hazlo otra vez”.
Y así actuamos: vamos por la vida probando cosas y grabándolas en un vacío límbico que se activa cuando olemos, como los perros de Pavlov, que la experiencia se puede repetir de nuevo. Este mecanismo tenía y tiene su utilidad para la especie: nos ayuda a evitar peligros y cosas que no funcionaron y a diferenciarlas de otras que sí.
El problema está en que a menudo no nos damos cuenta de que da igual la frecuencia con la que busquemos o encontremos ese “Kik”, porque siempre necesitaremos más. Pensemos que el “Kik” es igual a “felicidad” y veremos que tampoco se alcanza una vez y ya nos dura para siempre. En realidad creo que en los mecanismos que activamos continuamente para buscar el “Kik” está “Kit” de la cuestión. Somos seres de búsqueda y en búsqueda. No existe ni la tristeza eterna, ni el “Qüiqui” eterno, ni la rayita de coca que dure para siempre, ni el enamoramiento que nos mantenga durante 40 años en lo alto de la nube.
La buscadora.
Mittwoch, 7. Juli 2010
Donnerstag, 1. Juli 2010
Revivir años
Me decía un amigo no hace mucho, después de una separación: “Sí, la nueva tiene 10 años menos, pero es muy madura”. La chica anterior tenía su misma edad, empezaba a preguntar por los hijos, tenía ganas de hacer otras cosas que ver los fines de semana a los amigos y salir a dar tomar unas copas. Si calculamos que la nueva tiene 21, a mi amigo aún le quedan 10 años hasta que la nueva se ponga “realmente pesada” con eso de los hijos, así que él tendrá tiempo de hacerse el remolón, dejar que el pensamiento le pase por la cabeza, dejarlo ir otra vez y esperar a que le llegue la inspiración divina: total, ella por ahora no va a preguntar, primero tiene que terminar la carrera y esas cosas.
Lo mismo ocurre cuando algún compañero de trabajo se empeña en salir con los estudiantes. Aquí las barreras son siempre más sutiles (yo me incluyo en el bote), no seré yo la que decida cuándo llaman la atención estas fiestitas entre profes y alumnos y cuándo no. ¿Cuando la diferencia es de 25, 30 ó de 35 años?
De pronto, un día te das cuenta de que los años no vuelven, de que cada día es un día menos, y de que la etapa esa de la primera juventud ya pasó, y tú no estás en ella. En realidad, es la profunda e inconsciente confrontación con la muerte lo que nos hace a muchos buscar en el pasado para, con la madurez y el conocimiento actuales, revivir los años y las experiencias. Pero, ni por tener una novia más joven, ni por salir de marcha con los estudiantes, ni por darle pataditas al balón con los colegas por las tardes conseguiremos retrasar la inevitable levedad y brevedad del tiempo.
En realidad, si la muerte no existiera, ¡habría que inventarla! La eternidad vital es aburridísima: no habría que tomar decisiones, no existiría esa perceptible “presión temporal”, no subiría el ritmo de nuestra banda sonora particular. Inconscientes de lo valioso de nuestro tiempo, viviríamos cada día sin prestarle apenas atención.
Por eso son los 30, los 40, los 50, los que nos ayudan a reaccionar a tiempo y, sin tener que revivir los años, no olvidar que, al final, lo que cuenta no es lo que hicimos mal, sino lo que ni siquiera llegamos a hacer.
¡A vivir, que sólo son 2 días!
Donnerstag, 24. Juni 2010
Anatomía de un treintañero
-Joven de entre 28 y 36 años.
-Soltero, con una carrera universitaria y quizás un máster.
-Vive en un sitio diferente al que nació, en el centro de una ciudad más grande.
-Comparte piso con otros de su edad o, según sus ingresos, vive solo. Algunos, con su pareja.
-Tiene una contrato de años o meses, un sueldo que le permite ser independiente, pero no le da seguridad.
-No “tiene” (posee) nada: no tiene coche, no tiene casa, no tiene un contrato estable, por no tener, no tiene ni planes.
-En cuanto a relaciones… El asunto daría para muchos posts. En principio, las relaciones duran menos que las de sus padres, y muchísimo menos que las de sus abuelos.
-Tiene contactos o tira de móvil con facilidad: sabe que vive una vida global a la que se conecta a golpe de email, chat o de sms.
-Se conecta a Facebook varias veces al día.
-La familia le importa, pero no tiene hijos y piensa siempre en “algún día, cuando llegue el momento”. Sabe que sus padres seguían otro ritmo, pero le ha tocado vivir este momento.
-Tiene “Multiplicidad de opciones” (ver el post anterior). Hay muchas personas, muchos amigos, muchos trabajos, muchos países, muchos intereses, muchas cosas que hacer en el tiempo libre.
-No es religioso, o lo es cada vez menos.
-Su familia son sus amigos, los que están en su misma situación, con los que comparte preocupaciones, salidas y viajes.
-La imagen personal es importante: el cuerpo en forma, la moda, las nuevas tendencias. ¿Tendrá 20 ó 35?
-Sueña con el “gran amor”, pero ha sufrido ya varias decepciones. Se junta con aquellos que están en su misma situación. Es la “Generación Urano”, ;-) que según los astrólogos carece de modelos claros, pero debe adaptarse rápido a un mundo que nos adelanta a todos.
Samstag, 19. Juni 2010
Mi pequeño Nicolás
Y en este personaje pienso siempre cuando estoy con mi amigo Nicolás, que no por casualidad es también francés. Y como me da pena que algunos sean venerados después de haber pasado por esta vida, pues aprovecho este blog para hablar de esa gente fantástica que me voy encontrando.
Nico es pequeño, flaco, rápido, atento y chistoso. Habla español como si fuera su segunda lengua, alemán e inglés con deje francófono, va en Vespa por Colonia y tiene muchos amigos. No sé qué edad tiene, ni lo sabré nunca, pues él mantiene un cierto halo de misterio respecto al momento en el que nació. Pero en este detalle reside su gran fortaleza: es un tipo “atemporal”. Desde que lo conozco, hace ya 6 años, supe que era mayor que yo, pero nunca supe descifrar cuánto. En cualquier caso, siempre ha sido capaz de cambiar de registro y adaptarse a la situación con una capacidad digna de imitar. Con Nico puedes hablar de todo, y de cualquier forma: a veces son confesiones no muy divertidas; otras, la mayoría, no puedes parar de reír cuando él está frente a ti. El otro día me decía una amiga común: “Es que Nico está siempre de buen humor. Es muy fácil estar con él”. A veces, por sus ocurrencias, parece un niño chico. Otras, utiliza su agudo sentido común para aconsejarte según una perspectiva madura que tú nunca hubieras tenido en cuenta.
Ser atemporal no es fácil. Para él supone reírse de cualquier cosa, sobre todo de sí mismo (¡Y de mí! ;-) ), no criticar, pues si la gente actúa como lo hace, será porque alguna razón tiene para ello; hacer deporte, para que el tiempo no le desgaste tanto y los músculos sean como los de antaño; mirar a un niño como si él fuera otro e ir por la vida sin complejos: a todas las edades se puede bailar, decir tonterías y hablar de la Bolsa, si es que hace falta.
20-32-45...: ¡Qué más da! No es cierto que cada año de vida en esta Tierra implique un mayor grado de amargura e inflexibilidad.
¿Conoces también a otras personas “atemporales”?
Donnerstag, 17. Juni 2010
Buscando claves
Decía un libro que encontré por casualidad, que los nacidos entre 1971 y 1984 pertenecen a una generación que tiene una visión diferente del matrimonio, la estructura familiar y la configuración social, donde el tema dominante es la cooperación y no la jerarquía. Es una generación que transformará los roles sociales y sexuales al demandar mayor igualdad.
Está claro que esto no parece nada nuevo: el ejemplo de mayo del '68, por ejemplo, es una muestra de esos momentos históricos en los que un grupo generacional se separa de los anteriores demandando cambios en algún sentido. Pero creo que en esto último está la diferencia: mi generación no demanda, sino que experimenta. Tengo la sensación de que se ha abierto una brecha entre nuestros abuelos y nuestros padres, y aunque soñamos con los estrechos lazos familiares que unieron a la gente antes y después de la guerra, de alguna forma no nos damos por satisfechos con ellos, y establecemos nuevos parámetros que también son nuevos para nosotros.
Esta generación mira de frente a la verdad emocional de sus relaciones sin acobardarse, en su búsqueda por mantener relaciones sentimentales libres de sentimentalismo, conservadurismo e hipocresía. A esto se le unen la falta de un “pizco” de paciencia con los defectos de los otros y un idealizado deseo de amor incondicional y el resultado es un no pequeño rebaño de “medio jóvenes, medio adultos” que se pasea por ahí buscando a su media naranja, aunque sin creer mucho en ella.
Freitag, 11. Juni 2010
El plancton de cada día
Antes soñaba con el día en que terminara el curso, para estar libre en las vacaciones. Soñaba con cosas “grandes”: ir de campamento con los scouts, conocer los Pirineos, ir a la universidad, ser “mayor”, tener un trabajo, una pareja, vivir en el extranjero. Eso ya lo he conseguido todo. ¿Y ahora qué?
Cada mañana, como hormiguitas, nos levantamos para “hacer cosas”. Cada uno “hace” “unas cosas” un poco diferentes de las “cosas” que “hacen” los otros pero, al fin y al cabo, todos “hacen cosas”. Y te los ves, a estos humanos, levantándose temprano, recorriendo kilómetros en trenes, autobuses, en coches, esperando en atascos, parados en el frío de la estación, subiendo y bajando escaleras, como si buscaran algo, como si siguieran a una voz interior. En el andén piensas en que ojalá el tren llegue pronto; en el tren, en el curro; en el curro, en la hora de la comida y, cuando esta llega, ya falta poco para volver a empezar la ronda de transportes pero al revés. En casa lo haces todo rápido, para al día siguiente poder comenzar con la misma estrategia.
Decía ese médico al que estoy leyendo -y que me gusta cada vez más- que los seres humanos parece que somos los más inteligentes. Pero no los más grandes, y quizás tampoco los más felices. La ballena azul, que sí que es grande, vive relajadamente, cantando por los mares, abriendo la boca cuando quiere comer, llenándola de plancton (ese conjunto de millones de microorganismos), segura de que habrá más cuando la vuelva a abrir. Cuando tiene hambre, abre la boca y ya está. El ser humano no podría alimentarse de plancton: empezaría enseguida a pensar que no puede ser tan fácil, que tiene que hacer algo más para ser feliz.
Pero en realidad en eso consiste: en estar una serie X de años en esta vida, multiplicarlos por 365 días y multiplicarlos por cada uno de los “momentos plancton” que tiene cada día: ¡Un montón de razones para disfrutar como las ballenas! Pues:
-los pequeños buenos momentos ocurren más a menudo que los grandes
-las cosas grandes tienen menos influencia en nuestra vida que las cositas pequeñitas
-las grandes catástrofes nos hacen a la larga menos daño que el continuado y casi imperceptible estrés
-los grandes momentos de felicidad no tienen relación directa con la felicidad de nuestro día a día.
¡A ser felices por poder tener un tren que coger y tener a un sitio al que ir a "hacer cositas”! Y a no olvidarse de abrir la boca y llenarla de todos los momentos plancton que están a nuestra disposición.
Nuestro plancton de cada día
Donnerstag, 3. Juni 2010
Sex and the City 2
Al principio de la peli las chicas van a una boda de dos amigos homosexuales donde uno de ellos afirma: “Hoy me caso con X, pero tengo todas las puertas abiertas para conocer a hombres del mundo entero”. Ante esto varias responden asombradas: “¿Te casas para ser infiel?”. Los dos responden que ellos han llegado a ese acuerdo: no es que tengan que ser infieles, pero conocer a otros hombres está permitido en su relación.
Media hora después, el marido de Carry le comenta que por qué no disfrutar cada semana de 2 días libres. Mantienen todavía una segunda vivienda, y a lo mejor sería positivo que se tomaran esos dos días separados el uno del otro para escribir, leer y estar con las amigas (ella), o para estar en el sofá, ver la tele y disfrutar de estar solo en casa (él). Al principio a Carry le parece imposible de aceptar, le parece “una muerte anunciada” de la relación. Pero en realidad se da cuenta de que no les vendría tan mal, de que de esa forma el tiempo que se vieran después sería para ellos, para aprovecharlo de verdad juntos.
Ante esto, cada una de las chicas defiende su opinión: “Un matrimonio está hecho para que las dos personas duerman juntas en la misma cama cada noche”, “No tenéis hijos, ¿y ahora además vais a estar sólo 5 días juntos?”, “En realidad, el tiempo en el que estábamos de novios, pero vivíamos separados, fue el mejor, pero no sé si ahora volvería a ello”. Opiniones de todo tipo.
A mí el detalle me hizo pensar en mi propia historia, o en mi post con el título “Yo creía que...”. En este proceso de crecer, hacerse adulto y madurar, lo que ocurre es que uno va confrontando continuamente las ideas de la infancia y las de la sociedad con las propias, que se van formando poco a poco. Y después uno elige: ser fiel a las ideas de cuando era niño, seguir las tradiciones familiares, religiosas o de la comunidad, o buscar un conjunto de “ideas”, “fórmulas” o “principios” que se adapten a su propia forma de vivir y de pensar.
Tengo que admitir que este proceso no ha sido fácil. Me hubiera gustado seguir creyendo en las historias de Disney o en las de las series españolas “Al salir de clase”, como también acatar al pie de la letra las tradiciones familiares. Hubiera sido más fácil. Pero como no me funcionaba, he acabado por crearme una serie de “mandamientos personales” que rigen mi vida, y me ayudan a actuar siendo fiel a lo que considero más importante.
A veces no puedes seguir el “camino recto” como se supone que deberías hacer. A veces te das cuenta de que la persona con la que quieres compartir tu vida es de tu mismo sexo o tiene unas costumbres muy diferentes a las de tu familia, o es de una religión totalmente diferente o habéis decidido ni pasar por el altar, ni tener hijos, o ni siquiera vivir juntos, lo cual es durante muchos años centro de las críticas a tu alrededor. Pero como decía Carry: “Cada persona / pareja puede decidir qué reglas o fórmulas le/s funcionan, es algo que afecta sólo a esas dos personas”. Para reflexionar.
Donnerstag, 27. Mai 2010
Imitando a Asterix
Recuerdo haberle preguntado a mi madre: “¿Pero por qué tiene él que hacer todo eso?” “¿Por qué no le dan el papel que necesita y ya está?”. A mí Asterix me encantaba, y me causaba verdadero dolor verle así, perdiendo el tiempo de una forma tan absurda.
Otra noche, poco antes o después, lloré, incapaz de dormir. Recuerdo que me fui al cuarto de mi abuela y mi madre llegó después, a preguntarme que qué me pasaba. “Es que ser mayor es aburrido!”, “¡Tengo miedo!”. “¿Por qué?”, “Siempre hay que estar resolviendo papeles, hay que ir a Hacienda, a Muface, al ayuntamiento, hacer la declaración de la renta, ir al médico... ¡Es un rollo!”.
Mi madre me animó con sus mejores argumentos: “Se puede, ya verás que cuando tengas que hacerlo no es tan difícil, poco a poco se van resolviendo...”. No me quedé muy convencida, la verdad. Aquellas colas delante del edificio de Hacienda y todos aquellos números de la declaración me aterraban.
Ahora vivo en Alemania, el país de los documentos, o de las pruebas de Asterix. Aquí, sin un papelito no se puede hacer NADA, ¡nada!. Para todo es necesario un testimonio administrativo, un comprobante que demuestre que otro documento es real, además de que cada uno debe tener el numerito adecuado, para que los funcionarios de los distintos edificios de la administración que controlan tus movimientos y pasan papelitos de un montoncito a otro montoncito puedan encontrar cualquiera de esos papelitos y sus comprobantes.
Ya los Unterlagen / formularios no me aterran, pero me siguen sin gustar. Ahora no me queda más remedio: ¡A la calle a por las 12 pruebas de Asterix!
Montag, 24. Mai 2010
La felicidad rara vez viene sola 2
Y no sé por qué, pero a partir de cierta edad es más trabajoso hacer amigos amigos “para toda la vida”, pues en realidad esta denominación se contradice por sí misma. Si ya tienes más de 30, será una amistad en la que falten las 3 primeras décadas, ya difíciles de recuperar.
Pero al mismo tiempo, esta “Lista de viejos amigos” se debe actualizar. Porque no por el hecho de conocerlos desde hace tiempo debemos seguir juntándonos con ellos, como quien sigue fiel al MS-DOS cuando el Windows Vista ofrece muchas más ventajas. Ya que como el tiempo que tenemos en este planeta es difícil de cuantificar, y dado que los amigos deberían ser una fuente de placer y no de aguante, quizás sería bueno observar con quién pasas tu tiempo y quién se lo merece de verdad. Y aquí los divertidos Manolos nos lo explican muy bien en “Amigos para siempre”.
http://www.youtube.com/watch?v=sTSzsg6sjwU&feature=related
Mittwoch, 19. Mai 2010
La felicidad rara vez viene sola
Según dice Eckart von Hirschhausen, después de un tercio de nuestra vida (¿Y cuánto es un tercio? Si piensas llegar a los 90, son los 30, pero no todos duramos tanto), ya tenemos una visión general de las parejas posibles que hay a nuestra disposición, se puede hacer una “media” con los compañeros que hemos conocido. Si aún seguimos a los 40 pensando en lo que encaja mejor con nosotros, tenemos que ser realistas y darnos cuenta de que no tendremos tanto tiempo para seguir buscando y probando. Como decía mi abuela: “Lo mejor es enemigo de lo bueno”.
Este doctor nos anima también a observar detenida y objetivamente todas las relaciones que hemos tenido hasta ahora, a colocarlas en un orden de menos a más satisfactoria, y a situar a nuestra actual pareja en un punto de esa escala. Si la colocamos en la mitad superior, ¡enhorabuena!. Estamos en el buen camino. Si la colocamos en el primer tercio, ¡es hora de dejar de buscar!. Pues según los estudios, es más importante poder querer, que ser querido para encontrar la felicidad.
Samstag, 15. Mai 2010
Pizzaschachteln, Clueso
¿Y porqué y porqué y porqué me siento de todas formas tan bien?
http://video.google.com/videoplay?docid=-4312334522380991436#
Los chicos a los 30
No sé cómo, pero parece que todas las conversaciones llevan al blog :-). El otro día me tocó “El día del chófer hombre y treinteañero”, y seguro que cubrí el récord del mes: 4 compañeros de travesía, todos chicos, y todos de 30. Y acabamos hablando del tema, como quien comienza a decir que tiene gripe y todos asienten, o como quien comenta el supergolazo de Messi del día anterior. La única diferencia es que yo era la periodista de incógnito y ellos del sexo opuesto, así que intenté estarme calladita y quietecita mientras les oía hablar de lo que ellos sentían en "su nueva edad”.
“Me alegro de cumplir 30 en un mes. No sé, cuando lo digo parece que soy adulto, es algo... más de verdad”.
“Cada día soy más conservador, justo lo que no hubiera esperado en la época de estudiante”.
“No hay nada mejor que unas cervezas, unos amigos y la play” (¿¿Todavía en ese plan??)
“Ya no puedo beber tanto. Se notan los 30, las cervezas me hacen polvo”.
“Lo mejor de esta vida es dormir”.
“Me toca casarme: en mi familia soy el último que queda”.
Estaba boquiabierta y sorprendida. Conclusiones:
1. Ellos también se hacen preguntas sobre el tema.
2. Se dan cuenta de que el paso del tiempo les resta energía para fiestas y luchas políticas.
3. Les afecta la presión externa en los pasos que tomar, igual que a nosotras.
4. Al final, los mayores placeres son los de siempre, los de antes y los del futuro: los colegas, el fútbol, su amiga la cerveza, y DORMIR...
5. El tema hijos no salió a colación. ¿Será verdad que ese famoso reloj sólo lo tenemos nosotras?
En cualquier caso, resultó ilustrativo y curioso verlo desde la otra perspectiva. Hombres y mujeres nos hacemos preguntas a menudo. No en vano ha pasado ya para muchos más del primer tercio de nuestra vida.
Donnerstag, 13. Mai 2010
Lara está creciendo
http://www.youtube.com/watch?v=pv2MLGhdlQY&feature=related
Lara está creciendo
a pesar suyo descubriendo
que crecer es ir perdiendo
las ventajas que nos daba la niñez
Lara está creciendo
a pesar nuestro sorprendiendo
por lo rápido que pasa el tiempo
y en el horizonte la vejez
Lara atravesando el túnel de la confusión
Lara que no sabe lo que es bueno y lo que no
Lara pretendiendo
ser más rápida que el viento
y escogiendo sólo aquello
que la vida nos regala con placer
Lara que se siente triste
Lara que se siente rara
Lara hace equilibrios en el puente que separa
el pasado del mañana
Freitag, 7. Mai 2010
Atrapada en el tiempo
Un reportero de televisión americano va a Pensylvania a retransmitir cómo será el día de la marmota, pues según los lugareños, tal y como se encuentre el animal influirá en el desarrollo meteorológico del resto del año. En su vida las cosas no van bien, y al día siguiente al de la marmota, cuando despierta, es el mismo día, de nuevo el 2 de febrero. En la película el día se vuelve a repetir una y otra vez, cada día es el mismo día. Este reportero, Phil, prueba todo tipo de estrategias: se suicida, come lo que quiere, insulta a la gente, se queda en la cama todo el día... Da igual: todos los días son el 2 de febrero y él tiene que retransmitir la historia de la marmota una y otra vez.
Como Phil, he tenido muchas veces en los últimos 15 años la sensación de que todos los días son el 2 de febrero. Durante la carrera y muchos de los días de los muchos años, salía de casa esperando a que pasara algo que me cambiara, que me transformara, que me impactara. Pero nada, todos los días me levantaba, como cada mañana, como cada 2 de febrero.
Últimamente he recordado casi a diario la peli de Bill Murray. Aunque hace mucho que la vi, hay imágenes que me vienen a la mente cuando salgo esperando a que algo de fuera me diga cómo será mi día y, por ende, cómo será mi vida. Al final de la película, Phil consigue a la guapa Andy Mc Dowell: se da cuenta de que cada día puede dar un pasito más, y de que si lo aprovecha para avanzar hacia sus sueños, podrá quizás alcanzarlos, pues cada pasito se suma al anterior, aunque parezca que todos los días empieza siempre en el mismo punto.
Esta mañana de mayo llovía sin cesar. Las temperaturas han bajado 20 grados en pocos días, volvemos a estar en otoño. 8h de clases de español por delante, la bici cargada, capa, guantes, pantalones impermeables, ipod roto y muchos alumnos. Podía esperar a la marmota, como cada día de los últimos 30 años, o podía decidir que iba a ser yo la que decidiera el rumbo de mi día.
Volví a casa feliz con la estrategia: metí en cada hora toda la risa que pude, todo el ánimo de que era capaz, miré a los ojos a los que hablaban conmigo y volví a casa sabiendo que mañana no iba a ser de nuevo 2 de febrero.
Freitag, 30. April 2010
Interrogatorio
-Hola, ¿estás solo?
-Sí
-¿Eres gay?
-Sí
-Adiós
Buscaba al siguiente apetecible y la situación se repetía:
-Hola, ¿estás solo?
-Sí
-¿Eres gay?
-¡No!, ¿por qué lo preguntas?
-¿Tienes trabajo?
-No
-Adiós
O a otro, más escueto:
-Hola, ¿estás solo?
-Sí.
-¿Tienes pareja?
-Sí
-Adiós
El siguiente majete:
-Hola, ¿estás solo?
-Sí
-¿Eres gay?
-No.
-¿Tienes trabajo?
-Sí
-¿Quieres tener pareja?
-No, estoy bien así. Me gusta mi libertad.
Hasta que llegó a este:
-Hola, ¿estás solo?
-Sí
-¿Eres gay?
-No.
-¿Tienes trabajo?
-Sí
-¿Quieres tener pareja?
-Sí, tengo ganas de tener a alguien
-¿Quieres tener hijos algún día?
-Me encantaría, pienso en ello a menudo.
Fue entonces cuando comieron perdices y fueron felices.
Esto me vino a la memoria cuando hablaba con mi amiga Majo el otro día. Antes, a principios de los 20, conocía a alguien que me gustaba, intentaba averiguar qué pensaba él, tentaba a la suerte, me tiraba a la piscina y esperaba a que saliera bien. Pero esas preguntas de arriba ni se me ocurría hacerlas (“el amor todo lo puede”, pensaba). Y claro, luego estaba con chicos que, o no estaban solos, o no querían una relación, o no tenían un trabajo o no querían nada de nada. Y yo esperaba a que cambiaran de opinión, como quien compra los plátanos verdes y espera a que maduren al cabo de días o, si tienes mala suerte, de semanas. ¡Pero es que lo hombres no son como los plátanos! ;-)
En cuanto vi la peli, esto de las preguntas me pareció una táctica estupenda. Lo que pasa es que me cogió tarde, pero me gustaría que alguna amiga “single” se atreviera a hacerlo, para que me contara si funciona y para que yo constatara que es la mejor fórmula. Pues estoy segura de que comprar un vestido rosa, guardarlo en el armario y esperar a que se vuelva rojo, tiene muy poco sentido y acarrea mucha frustración. Además, con los años te vas cansando antes, quieres más calidad, más acierto en las decisiones, exiges más.
Y aunque este post lo he escrito como mujer y lo he puesto en boca de una mujer, vale igual para los hombres. Quien no se quiere casar hoy, lo hará a regañadientes mañana; quien pasa de ir a casa de la tía con 30, seguirá sin muchas ganas a los 40, y a quien le cuesta atarse, le seguirá costando. ¡Que los hombres, ejem, los plátanos, no siempre maduran!
Mittwoch, 28. April 2010
Sumando
En Lyon pensé: “hace 10 años de mi año Erasmus”, “hace casi 15 que hice la Selectividad”, “hace casi 15 que me fui de casa”, “le conozco desde hace 24 años”. Me entró un vértigo brutal: ¡empezaba a hablar como las abuelas!
Antes, cada vez que hacía la pregunta: “Y cuándo fue eso?” y me respondían con un “Buf, hace... más de 25 años”, me imaginaba directamente cada uno de los días de esos 25 años puesto uno detrás de otro como las fichas de un dominó, de forma casi infinita. Rápidamente, recorría esos días mentalmente y me daba cuenta de la cantidad de experiencias que habría vivido esa persona en todas esas horas, días, semanas, años. ¡A mí mis 16 me daban un cierto estatus de madurez post pubertad! ;-)
Entonces, a seguir sumando horas, días, experiencias, semanas y años.
Samstag, 24. April 2010
"30 segundos en la boca y 10 años en el..."
Es entonces cuando algunas recuperan aquellos vaqueros de hace 10 años y se ponen como meta llegar a meterse en ellos antes de que empiece el verano. ¡Buena suerte, chicas!, pues se trata de una empresa con poco sentido: aunque te llegaran a caber, resultarías un tanto ridícula con ellos. Ya estarán pasados de moda y hay delgadeces que tampoco favorecen a partir de determinada edad.
Antes no lo entendía: entre la pubertad, los nervios universitarios y el ir a pie o en bici todo el tiempo, es verdad que una se mantiene sin problemas. Después de los 30, empezamos con las excusas (“esto es del 1º ó 2º embarazo...”, “es que con estrés como chocolate”, “trabajo tanto que no tengo tiempo de ir al gimnasio”, “es lo que me queda de las Navidades”...). Pero vamos a ver, ¿no será que con los años ya no quemamos los extras jugando a la cogida en la calle, saltando a la comba o en el estirón de la pubertad y bebemos más alcohol, más café con galletas y tenemos más cenas de empresa que entonces?
De alguna forma, en las mujeres el metabolismo celular funciona de otra manera y a otra velocidad que en los hombres, sujeto en gran medida a nuestros cambios hormonales a lo largo de la vida.
Como decía uno que yo me sé: "¡No te preocupes, chica: así tienes más curvas de mujer!"