Sonntag, 6. Dezember 2009

“¡Estás estupenda!”

Recuerdo perfectamente aquel día de primavera. En Alemania empezaba a notarse la subida de temperaturas cuando en España seguro que hacía ya tiempo que calentaba el sol. Salía del dentista cirujano que me operaría en dos semanas: las muelas del juicio llevaban un tiempo dando la lata, había que sacarlas. En principio, nada fuera de lo normal. Pero recordé cuando de niña me iban saliendo y se me iban cayendo los otros dientes, los de leche, y de cuando oí hablar de las muelas del juicio. Eso lo tenían los mayores, y dolía mucho, eran unas muelas fuertes y resistentes que se tenían mucho más adentro. Eran “las del juicio”. Ahora me tocaba a mí, los de leche eran auténtica historia.

Como estaba por el centro, la tentación de H&M se hizo fuerte y entré. Era ese típico día en el que, alentada por las temperaturas, una se pregunta: “¿Y qué me pongo yo hoy? ¿Dónde estará la ropa de verano?” Entonces ves la tienda y entras. No sé si será culpa de la luz de nuestro baño, que te introduce en un increíble estado de tinieblas, o que hasta ahora no había querido darme cuenta, pero allí, entre esos espejos múltiples de los probadores de la marca sueca, tuve que pestañear varias veces para saber si ese pelo largo que me crecía justo por encima de las cejas era rubio o no. Con asombro descubrí, que no, que no lo era, (já!), sino que era blanco como los dientes aquellos de leche, y que no estaba solo, sino que eran un grupito. Salí a luz y los miré fijamente: sí, allí estaban, y sabía que se multiplicarían en los próximos años.

Sí, es verdad, son dos anécdotas sin mayor trascendencia, cosas por las que pasamos todos, pero algo de “ritual de entrada en la madurez” sí que tienen.

Eso fue hace unos 2 años. Desde entonces hasta ahora tengo unas cuantas cremas más que prometen resultados milagrosos, sé que la celulitis no es un mito, que a pesar de la inquietud vital que me caracteriza hay una larga serie de experiencias que ya he vivido, y ya menos cosas me hacen saltar de un brinco en busca de la próxima aventura.

Conclusión: a partir de ahora toca enfocar la estrategia de otra manera, no “desgastando” lo que se tiene, sino con un plan de ahorro a largo plazo, de mantenimiento sostenido, porque las cosas ya no se volverán más tersas, suaves y elásticas, sino lentamente más arrugadillas y canosas.

1 Kommentar:

  1. Y asi todo... cada paso, cada musculo tiene su belleza simplemente es convivir con ello y tu sabes muy bien como hacerlo, seguro que las arrugas te iran quedando de maravilla... el tiempo, que cabrón ja,ja

    Otra sin J

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