Samstag, 20. März 2010

Risas

Estaba al final del aula, intentando esconderme detrás de Adrian, el alumno italiano / alemán que se hace llamar “Adrian Amor”. En la pizarra, dos alumnas exponían el tema de los hoteles y los viajes e intentaban convencernos de ir a su hotel, con “baños duros, piletas y 280 habitasionos, en New Yorko”. La chica se lo tomaba muy en serio, pero el resto no parábamos de reír pensando en el atractivo de unos “baños duros (turcos!) en New Yorko”. El ambiente relajado continuó cuando los dos alumnos siguientes escenificaron un role play en un restaurante y pidieron toda suerte de platos “curiosos”: dos juevos con una salchicha, vino de Gran Canaria o tiramisú con crema de Barcelona de postre". En ese momento ya Adrian no me bastaba para disimular las lágrimas que la risa comunitaria me producía.
Así que lo que parecía ser día eterno de clase terminó siendo un día refrescante y divertido que me cargó las pilas y me dio ganas de seguir gastando bromas a la gente que me encontraba. En la bici, como siempre, me preguntaba por qué cuando salgo de marcha alguna noche durante el fin de semana y conozco a gente nueva, o salgo con amigos y conocidos de, digamos, el rango de los 34-40, el tono vital con el que vuelvo a casa es otro. No es que ahora quiera ir de “joven y guay” por la vida, pero la actitud general que mis alumnos tienen a los 20 y pico no es la de otros a los 30 y largos. ¿Por qué?

¿Será que tengo unos alumnos estupendos? ;-) ¿Será que me encanta sentir de nuevo que estoy en esa adolescencia hormonal en la que ellos están?

Investigando sobre psicología evolutiva he descubierto algunos datos curiosos que demuestran mi teoría casera de que a los 25 el humor es diferente de a los 38:
-Parece ser que las personas alcanzamos “la madurez” en la risa a los 14 años, momento en el que el humor y los músculos que se activan durante la risa están totalmente formados.
-Si un niño promedio se ríe 300 veces la día y un adulto entre 15 y 100, estamos ante una importante disminución de los momentos de humor a lo largo de las primeras décadas de vida.

Ser adulto se está pareciendo a “ser serio” y “tomarse las cosas con seriedad”.
Qué bueno cuando a veces me recuerdan lo que es ser un niño.

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