Donnerstag, 27. Mai 2010

Imitando a Asterix

¿Quién recuerda la peli “Las doce pruebas de Asterix”? Es de las pocas que he visto varias veces. Me llamaban la atención las pruebas por las que el galo y su buen amigo Obelix tenían que pasar para llegar al Olimpo. Muchas me impactaron (tendría 5 años por aquel entonces), pero la que recuerdo a diario es aquella en la que al galo bajito le encomiendan la tarea de buscar un determinado formulario en un edificio de la administración. Ese fragmento de la película discurre más o menos siempre así: Asterix, Obelix e Idefix se dedican a subir escaleras, a preguntar en ventanillas, a recoger papeles, a buscar sellos, a volver a preguntar, a volver a bajar escaleras, hasta que Asterix, a pesar de su gran paciencia, empieza a volverse literalmente loco.
Recuerdo haberle preguntado a mi madre: “¿Pero por qué tiene él que hacer todo eso?” “¿Por qué no le dan el papel que necesita y ya está?”. A mí Asterix me encantaba, y me causaba verdadero dolor verle así, perdiendo el tiempo de una forma tan absurda.
Otra noche, poco antes o después, lloré, incapaz de dormir. Recuerdo que me fui al cuarto de mi abuela y mi madre llegó después, a preguntarme que qué me pasaba. “Es que ser mayor es aburrido!”, “¡Tengo miedo!”. “¿Por qué?”, “Siempre hay que estar resolviendo papeles, hay que ir a Hacienda, a Muface, al ayuntamiento, hacer la declaración de la renta, ir al médico... ¡Es un rollo!”.
Mi madre me animó con sus mejores argumentos: “Se puede, ya verás que cuando tengas que hacerlo no es tan difícil, poco a poco se van resolviendo...”.
No me quedé muy convencida, la verdad. Aquellas colas delante del edificio de Hacienda y todos aquellos números de la declaración me aterraban.
Ahora vivo en Alemania, el país de los documentos, o de las pruebas de Asterix. Aquí, sin un papelito no se puede hacer NADA, ¡nada!. Para todo es necesario un testimonio administrativo, un comprobante que demuestre que otro documento es real, además de que cada uno debe tener el numerito adecuado, para que los funcionarios de los distintos edificios de la administración que controlan tus movimientos y pasan papelitos de un montoncito a otro montoncito puedan encontrar cualquiera de esos papelitos y sus comprobantes.
Ya los Unterlagen / formularios no me aterran, pero me siguen sin gustar. Ahora no me queda más remedio: ¡A la calle a por las 12 pruebas de Asterix!

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